miércoles, 23 de marzo de 2011

La Iluminacion de Osho: 3ra parte


-"Hacia las doce, de repente se abrieron mis ojos; yo no los había abierto. El sueño fue interrumpido por algo más. Sentí una gran presencia a mi alrededor en mi habitación. Era una habitación muy pequeña. Sentí una vida latiendo a mi alrededor, una gran vibración, casi como un huracán, una gran tormenta de luz, alegría, éxtasis. Me estaba ahogando en ella.

Era tan sumamente real que todo lo demás se volvió irreal. Los muros de la habitación se volvieron irreales, la casa se volvió irreal, mi propio cuerpo se volvió irreal. Todo era irreal porque ahora por primera vez había realidad.

Por eso Buda y Shankara dicen que el mundo es maya, un espejismo. Para nosotros es complicado entenderlo porque sólo conocemos este mundo, no tenemos con qué compararlo. Esta es la única realidad que conocemos. ¿De qué está hablando toda esta gente, es esto maya, ilusión? Esta es la única realidad. A menos que llegues a conocer lo realmente real, no podrás entender sus palabras. Sus palabras se quedan en teoría, parecen hipótesis: Quizás este hombre esté planteando una filosofía. “El mundo es irreal”.

Cuando Berkley en Occidente dijo que el mundo es irreal, estaba caminando con uno de sus amigos, un hombre muy racional; el amigo era casi un escéptico. Recogió una piedra de la carretera y le golpeó a Berkley con fuerza en un pié. Berkley gritó, le salió sangre, y el escéptico el dijo: —Ahora, ¿es el mundo irreal? ¿Decías que el mundo es irreal?, entonces, ¿por qué gritaste? ¿Esta piedra es irreal? ¿entonces por qué gritaste? ¿Entonces porqué te agarras la pierna y expresas tanto dolor y tanta angustia en tu cara? Todo es irreal.

Este tipo de persona no puede entender lo que Buda quiere decir cuando afirma que el mundo es un espejismo. No está diciendo que puedes atravesar la pared. No está diciendo que puedes comer piedras y que no hay ninguna diferencia si comes pan o comes piedras. No está diciendo esto.

Está diciendo que hay una realidad: una vez que la conoces, esta supuesta realidad palidece, simplemente se vuelve irreal. La comparación surge cuando en tu visión aparece una realidad más elevada, y no de otra manera.

En el sueño, el sueño es real. Sueñas cada noche y cada mañana dices que era irreal, y de nuevo por la noche cuando sueñas, el sueño se convierte en real. En un sueño es muy difícil recordar que es un sueño, pero por la mañana es muy fácil. ¿Qué sucede? Eres la misma persona. En el sueño sólo hay una realidad. ¿Cómo vas a comparar? ¿Cómo vas a decir que es irreal? ¿Con qué la vas a comparar? Es la única realidad. Todo es tan irreal como todo lo demás, de modo que no hay comparación. Por la mañana cuando abres los ojos allí hay otra realidad. Ahora puedes decir que el sueño era totalmente irreal. Comparado con esta realidad, el sueño se convierte en irreal.

Hay un despertar; toda esa realidad se vuelve en irreal si la comparas con la realidad de ese despertar.


Esa noche por primera vez entendí el significado de la palabra maya. No es que antes no conociera esa palabra, no es que no fuera consciente del significado de esa palabra. Del mismo modo que vosotros sois conscientes, yo también soy consciente del significado, pero nunca antes lo había entendido. ¿Cómo puedes entenderla sin tener la experiencia? Esa noche otra realidad abrió su puerta, otra dimensión se hizo accesible. De repente estaba allí la otra realidad, la realidad separada, lo realmente real, o como quieras llamarlo. Llámalo Dios, llámalo verdad, llámalo dhamma, llámalo Tao, o lo que tú quieras. No tenía nombre. Pero estaba allí, tan transparente y a la vez tan sólida que se podía tocar. Casi me estaba ahogando en esa habitación. Era demasiado y yo todavía no era capaz de absorberla.

Surgió en mi una profunda necesidad de salir corriendo de la habitación, de ir bajo de las estrellas; me estaba ahogando. ¡Era demasiado! ¡Me iba a matar! Si me hubiera quedado unos minutos más me hubiera ahogado; eso es lo que parecía. Salí de la habitación corriendo, salí a la calle. Había una gran necesidad de estar bajo el cielo con las estrellas, con los árboles, con la tierra…, con la naturaleza. E inmediatamente al salir, la sensación de ahogo desapareció. Era un espacio demasiado pequeño para un fenómeno tan grande. Hasta el cielo era demasiado pequeño para ese fenómeno. Es más grande que el cielo. Ni siquiera el cielo es el límite. Pero entonces me sentí más a gusto."

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